Martin O'Neill se marcha con el agradecimiento del Celtic y un nuevo chándal
La explosiva llegada de O'Neill sacó al Celtic de un hoyo. Pero algunos podrían decir que su cariñosa despedida –y el momento de la misma– ejerce un poco de presión sobre el hombre que está detrás de él.
El veterano jefe llegó a Glasgow diciendo que no tenía pretensiones de aceptar el puesto de forma permanente. Nunca sabremos si en secreto albergaba ambiciones contrarias.
Pero algunos fanáticos han reiterado consistentemente que O'Neill, quien ha demostrado ser el más seguro de las manos, debería quedarse más tiempo. Como mínimo, tenga la oportunidad de liderar al Celtic contra el St Mirren en la final de la Copa de la Liga el domingo una semana.
En cambio, Nancy enfrentará una serie de partidos que requerirán que se lance como una velocista olímpica.
El domingo, el líder Hearts llega al Celtic. A esto le sigue la Roma, gigante de la Serie A, que llegará a Glasgow el jueves. Luego esta final en Hampden.
El Celtic podría cerrar este triplete en lo más alto de la liga, camino a los octavos de final de la Europa League, y con un trofeo en las vitrinas.
O no pueden.
Para cualquier nuevo gerente que llegue, es un colosal bautismo de fuego tratar de navegarlo. La retención de O'Neill puede haber aliviado esa presión instantánea, pero se depositó confianza en su reemplazo.
La temporada del Celtic ha cambiado y O'Neill se irá con su legado intacto e incluso mejorado. Este es un acto difícil de seguir para Nancy.
La leyenda del club deja atrás un equipo celta con una identidad renovada. Deja tras de sí el apoyo a una convicción renovada. Deja atrás un listón muy alto.
No deja atrás un chándal.